TÉCNICAS DE RELAJACIÓN PARA NIÑOS DE 2 A 6 AÑOS.

por | Ago 22, 2018 | blog

En esta etapa son más efectivos los  “juegos de relajación” que las técnicas. Es decir, este tipo de intervenciones guiadas por los padres deben ser, ante todo, vividas y entendidas por el niño como un juego para evitar que el niño se desespere o lo vea como una tarea más que esta obligado hacer, de esta manera es más sencillo que le niño coopere. Más adelante, a partir de los 6 años, podemos ya introducir diferentes técnicas más estructuradas en función de las necesidades de cada caso.

  • Es importante tener un entorno tranquilo, silencioso. Podemos trabajar la relajación justo antes de empezar a dormir, en la cama, y facilitarle así su transición al sueño. La forma en que debemos aplicarla es básicamente a través de los cuentos. Podemos utilizar, por ejemplo, el cuento de la tortuga y la liebre. El cuento narra la historia de una liebre que retó a una tortuga a efectuar una carrera. Convencida de su superioridad, la liebre empezó a correr y se dispuso a esperar la tortuga justo antes de cruzar la meta y así poder reírse de ella. La tortuga fue llegando poco a poco pero, cuando llegó, la libre se había dormido… (Continúa el cuento) .A partir de este relato se le puede pedir al niño que haga de tortuga (respirar lento, mover brazos y pies lentamente, meterse en su casa y permanecer quieto unos instantes…) o de liebre (respirar rápido, agitar brazos y pies…). El cuento debe acabar que gana la tortuga y el niño efectúa las respiraciones lentas y relaja todas las extremidades. Al final la tortuga se mete en su casa, apaga la luz y se dispone a descansar para recuperarse y empezar el día bien.
  • Los cuentos pueden variarse utilizando otros animales (elefante-hormiga; gato-ratón; etc.) o situaciones, pero buscando siempre que el niño tenga que imitar ciertos comportamientos antagónicos (lento-rápido; ruido-silencio; tenso-relajado, etc).
  • Podemos utilizar también algún objeto o juguete para ayudarle a identificar tensión-distensión (apretar con todas su fuerzas por unos segundos y luego soltar, repitiendo esto varias veces). Por ejemplo una pequeña pelota de goma colocada en su mano y haciendo los ejercicios apretando y aflojando la presión sobre la pelota. Otra opción es utilizar algún peluche de su preferencia. Éstas pueden utilizarse antes de comenzar a hacer la tarea, antes de dormir o cuando el niño este muy inquieto.
  • Los ejercicios de respiración (aprender a inspirar por la nariz y expirar por la boca de forma pausada) lo podemos hacer también diciéndole al niño que se imagine que es un globo que lentamente se va inflando (le damos también instrucciones para que vaya alzando los brazos al tiempo que se hincha) para después desinflarse (expirando el aire bajando lentamente los brazos).
  • A medida que vaya dominando las otras técnicas podemos introducir imágenes y sensaciones, por ejemplo, pedirle que se recueste o se siente quieto y callado, cierre sus ojos y piense en sus colores, juguetes, situaciones o personas favoritas que le ayudan a sentirse bien mientras le damos instrucciones del tipo “Estas muy relajado y tranquilo” o “Nota como sientes un calorcito muy agradable en tus brazos o piernas…”.
  • También pedirle que guarde silencio mientras esta recostado y escuche los ruidos del ambiente por unos minutos mientras respira y tiene los  ojos cerrados.

    En definitiva, deberemos ir probando diferentes recursos para adaptarnos a las características de cada niño. En esta primera etapa el objetivo es que el niño se empiece a familiarizar con algo que se llama “relajarse”.